La verdadera cara de la solidaridad se revela sobretodo en momentos de crisis. Tras las devastadoras inundaciones de Valencia, en las que perdieron la vida más de 200 personas, la necesidad de ayuda y apoyo era enorme. En medio de esta catástrofe, dos compañeras de nuestra sede de CIB en Valencia no duduaron en dedicar su tiempo y energía a apoyar a los afectados.
Se unieron a la organización de ayuda World Central Kitchen, conocida por su incansable labor de proporcionar comidas calientes a personas en situación de crisis. Su compromiso no solo ha consistido en ofrecer un plato de comida, sino que transmite esperanza y soliraridad a los afectados. La ayuda masiva solidaria es un ejemplo inspirador para todos nosotros.
En este artículo hablan de sus retos y experiencias, y muestran lo importante que es permanecer unidos en tiempos de crisis.
Ángela nos lo cuenta:
“Desde el 29 de octubre, he estado colaborando como voluntaria con World Central Kitchen (WCK) en respuesta a la DANA. Inicialmente, participé en las labores sobre el terreno, pero al encontrar demasiado esfuerzo en la tarea de quitar barro, decidí contribuir de otra manera. Desde entonces, he estado asistiendo cada viernes por la mañana y algunos fines de semana con mi familia para ayudar en otras áreas donde se necesita apoyo. Esta labor es muy importante, ya que muchas personas se han quedado sin hogar y, hasta hace apenas unos días, todavía había hogares sin agua potable en sus casas. Además, en WCK también nos encargamos de proporcionar alimentos a los voluntarios, bomberos, militares y otras personas que están colaborando en las tareas de emergencia. Todavía hace falta mucha ayuda, y la población ha tenido que movilizarse ante la inoperancia de las autoridades autonómicas y estatales.”
La experiencia de Sara:
“No puedes quedarte de brazos cruzados viendo una tragedia de esta magnitud tan cerca de casa. Al principio hicimos una compra enorme de alimentos y productos de primera necesidad y los llevamos al Campo de Mestalla, donde estaban recogiendo donaciones. Mis hijas también colaboraron allí. La ciudad entera se ha volcó y llevó de todo, era impresionante.
En casa estábamos inquietos, sentíamos que no podíamos quedarnos sin hacer más. Por eso mi marido y yo decidimos pedir vacaciones en el trabajo, y junto con nuestras hijas fuimos de voluntarios a quitar barro. Preguntabas a la gente si necesitaban ayuda y, aunque al principio les daba apuro aceptar, terminaban diciendo: "Bueno, si quieren..." Y claro, nosotros respondimos: "¡Por supuesto! Para eso hemos venido".
Una de las viviendas en las que estuvimos ayudando estaba apuntalada porque había perdido una pared, y dentro había medio metro de lodo.
Era peligroso estar ahí: las excavadoras trabajaban rápido y sin mucho cuidado, y nosotros íbamos caminando entre el barro hasta las rodillas. Decidimos que no queríamos exponernos más al peligro, pero seguimos buscando maneras de ayudar. Por eso también dedicamos los fines de semana a colaborar en WCK, donde reparten comida caliente. La verdad es que es un respiro para las familias que lo están pasando tan mal.
La situación es especialmente dura para la gente mayor. Recuerdo a algunos que no pueden usar el ascensor porque está estropeado, así que se les sube la comida a pie, escalón por escalón.
Es una experiencia agotadora pero muy gratificante. Toda la población se ha volcado a ayudar, sin importar la edad. Cada uno está aportando lo que puede, y eso deja claro las ganas de ayudar que tenemos cuando la situación lo exige.”
En CIB también nos solidarizamos y hacemos una aportación
Como empresa, CIB ha apoyado la importante labor de la WCK con una donación. Con este compromiso, mostramos nuestra solidaridad con nuestras compañeras Ángela y Sara sobre el terreno y ayudamos a las personas afectadas por la catástrofe de forma rápida y sostenible. La solidaridad y la responsabilidad son valores fundamentales para nosotros, especialmente en tiempos de sufrimiento y necesidad.
Gracias Sara y Ángela por vuestro compromiso.
Let´s CIB!